El otro día en el supermercado ecológico donde compro habitualmente, compré quinua de tres tipos, roja, negra y blanca. De la blanca os he hablado en alguna ocasión y es más habitual encontrarla, la quinua roja y negra o también conocida como quinua multicolor son variedades con un alto contenido en fibra y mayor aporte de algunos aminoácidos que la quinua blanca. Resultan ser crujientes y de sabor más intenso. Son dos variedades que se están recuperando de la extinción, a consecuencia de una falta de demanda en el mercado. Pero los últimos descubrimientos sobre su aporte nutritivo, han favorecido para se recupere su demanda en el mercado.

Quise probar de hacerla diferente, ya que siempre la tomo cocinada, y pensé… ¿cruda debe estar buena también?. La puse a activar (en remojo) durante 12 h y después la utilicé como cualquier otro cereal.

Para endulzar veréis que utilizo lúcuma, tampoco es habitual pero se trata de un superalimento que quiero que conozcáis. Es una fruta originaria del Perú, tiene un sabor intenso que recuerda al jarabe de arce, posee buena cantidad y calidad de pulpa, la que es procesada, deshidratada y pulverizada  convirtiéndose  en una harina de color amarillo dorado, de sabor dulce y textura áspera para uso alimentario. Utilizada sobretodo para hacer repostería, helados y postres.

La lúcuma tiene un elevado valor nutricional, es buena fuente de carbohidratos, rica en minerales y vitaminas. Es recomendada contra la depresión, por su alto contenido de niacina o vitamina B3, que facilita el metabolismo de las proteínas y el proceso de producir energía. Tradicionalmente ha sido utilizada contra el cansancio físico y/o fatiga mental.

Recientes estudios confirman que esta vitamina ayuda a reducir el nivel de colesterol y triglicéridos en la sangre, por lo que es de vital importancia para el tratamiento de innumerables afecciones, especialmente en la obesidad y enfermedades cardiovasculares. Su contenido en carotenos aumenta la eficiencia del sistema inmunológico.

Y ahora que conocéis un poquito más sobre algunos ingredientes de estas galletas os cuento como las hice.

INGREDIENTES: 100 gr. de quinua multicolor, 100 gr. de orejones (damasco o chabacano deshidratado), 1 cucharada de pipas de girasol crudas, 1 cucharada de sésamo crudo, 1 cucharada de chía, 1 cucharada de lúcuma, 1 cucharada de manteca de coco.

ELABORACIÓN:

1. Lavamos bien la quinua y la dejamos en remojo en un recipiente tapado (evitar el plástico). Hacemos lo mismo con los orejones, las pipas, el sésamo y la chía, todo por separado. Dejaremos activando, en remojo durante 12 horas.
2. Pasadas las 12 horas, escurrimos todo.
3. Con ayuda de un procesador de alimentos trituramos un poco los orejones. Si no queremos encontrarnos la pipas enteras también podemos triturarlas un poco.
4. En un bol ponemos todos los ingredientes y mezclamos bien.
5. Hacemos bolitas, les damos forma de galleta y colocamos en la bandeja.
6. Para deshidratarlas, como os he dicho otras veces, pueden hacerse en el horno, al sol o en deshidratadora.
7. En deshidratadora, 12 horas a 41º. En el horno, si queremos que mantengan los nutrientes y no perderlos con el exceso de calor, tendrá que estar a 41º, si es posible con aire y dejando la puerta entreabierta para que no haya condensación, durante 12-14h. Aún así el tiempo dependerá del tipo de horno. Yo aconsejo que vayáis probando y las saquéis cuando os guste la textura. Pensad que el deshidratarlas es por darles consistencia y se conserven más tiempo, pero se podrían comer perfectamente sin deshidratar.

¡A merendar!  Feliz tarde, disfruten.